ADMIRACIONES (y condolencias)
del
estoico trashumante,
piel
de canto y de rodera,
pies
de pasos sin frontera.
Errante
bajo el manto del estío
por
edenes y baldíos,
sobre
brasas de caminos
y reposo
en las cunetas.
Admiro
al náufrago labriego
a la
orilla del surco yermo.
Huérfano
de padre y de horizonte,
vástago
primero de cielo y norte.
Su
indómito perfil azada en ristre
caminando
entre la nada y lo imposible,
encerrado
en los confines de una linde
avistada
por los ojos de Caronte.
Admiro
la presencia incorregible
del
poeta que a su verso llama libre,
su
canción de volátil donosura,
su
pluma de dolores y texturas,
su
escritura, sin matices ni prebendas
por
renglones de sabores a leyenda,
a desazones,
a razones sin certeza
y a
certezas de vacío en armadura.
Y detesto
a todo aquel
que
por tibieza o por pereza
se
gusta de alargar nuestra tristeza.
Y
detesto a todo aquel
que
por mezquino o sibilino
disfruta
manejando los destinos
del
rebaño concebido. A todo aquel
detesto
por hacer del vino hiel
y desierto
lo que fuera por destino
ser
vergel.
exelente poema te invito a pasar por mi blog
ResponderEliminarhttp://camaradesabios.wordpress.com
saludos desde Mexico
Muchas gracias por tus palabras! Ahora mismo enlazo tu blog!
EliminarSaludos!
Bello, bello...
ResponderEliminarMuchas gracias!
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