CATEDRALES DE VIENTO
Hoy las catedrales son de viento,
viento rojo y nubes negras
tronando en sus agujas,
lloviendo en sus tejados,
quebrando en sus columnas
las palabras y los llantos
de unos cuantos, tantos unos
antes mudos, ya cansados.
Hoy las catedrales son de viento,
viento plomo y luna nueva
aullando en sus alturas
rasgando los milagros
como engaños de penumbra,
las certezas y los santos
y entretanto, tantos unos
antes solos, levantados.
Hoy las catedrales son de viento,
viento roto sin cadenas
como arena, lijadura
de los vientres agrandados
y embutidos de armadura.
Hoy las catedrales son de canto,
canto sordo y de gravera
de los tantos que aventuran
el final de los antaños
y el comienzo de la duda.
Hoy las catedrales son de viento y son de canto
y de cientos propietarios,
y de miles rebelados,
y millones descontentos
que soplando hacen más viento.
Hoy las catedrales son de viento,
del viento y de tantos.
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