CUANDO YA NO EXISTA YO
Una
noche, cuando ya no exista yo,
como
soy, como me sabes mirar.
Una
noche, cuando ya no exista yo,
habrá
otros que te sepan mirar
como
siempre hacía yo.
Y
tú perdurarás cuando ya no exista yo,
porque
eterna te hice yo, al rezar
en
el altar que levanté en mi corazón,
al
rezar sin dios como te debo rezar
la
oración que en el silencio perduró.
Pasarán
errando las maldades,
las
caricias, las venturas espinadas.
Arrastrarán
su carga los presagios,
serán
pausados a tu mirar,
para
poderlos tú soñar,
cumplir
y seguir soñando.
Vagarán
promesas a tu alrededor
para
ser tomadas a tu fortuna,
para
que las puedas escuchar,
cumplir
y seguir escuchando.
Subirán
las ganas por tus pies
y
recorrer senderos de alta cuna,
para
saltar del horizonte a la luna
solo
por probarte su fe.
Arrodillarán
descabalgados su espada
para
abandonarse a ti, sin vacilar,
para
abanderar su corazón
con
los ojos de su rostro amado.
Y
cuando no exista yo
te
seguiré escuchando.
Y
cuando no exista yo
y
me tengas por lejano,
entre
tu fortuna y mi razón
habrá
tan siquiera un paso,
ese
paso que un día yo
no
crucé por ser cercano.
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