TRAS LA MUERTE EL AMOR
He teñido la tormenta
del color de fantasía
y a tu mundo, vida mía,
adorné con la quimera
de este tiempo que nos queda.
Una noche, solo un día,
o la breve melodía
del cantar de una moneda.
Cuando doblen las campanas
y se alejen nuestras manos
solo habremos separado
las letras que no hablan.
Que la voz queda en el alma
que los dos nos entregamos,
alma eterna en el milagro
de querernos sin mañana.
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