DALÍ
Ceño abierto de dos lunas en bosquejo
y colgando como títere en su extremo
dos figuras de pequeños polifemos
descolgados como blandos universos.
y curvados hacia opuestos cielos,
los senderos bifurcados en su centro,
pinceladas de un compás de tinte
negro.
Infinitos dedos que rascan los sueños
dando vida como los besos,
dedos, cruzando el acuoso espejo
que separa lo cierto y lo perfecto.
Altiva y dominante, laringe
exuberante,
chimenea vesubiana de sonidos
rebosante
que germina cuando el genio se hace
arte
y plegado queda Dios ante el hombre
delirante.
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