Hombre tranquilo
Altanero,
no hay más cielo que el sombrero,
sus
alas le susurran todos los vientos.
Refinado,
como un diablo rescatado,
orgulloso
del infierno que ha dejado.
Devorado,
por las piedras del zapato
que
el camino le ha enseñado.
Hombre
tranquilo, con la muerte tras el filo
de
una esquina que le espera
recortando
el hilo del que cuelga su tristeza.
Solitario,
compañero del mal fario
la
soledad su santuario.
Desquiciado,
por el mundo despreciado
por
reinar siendo vasallo.
La
locura, en su cara siempre oculta,
caballero
de la luna.
Hombre
tranquilo, despechado, inconformista,
sangre
de honor, corazón de artista.
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