Donde acojan mi presencia
con halagos, parabienes
o con simple indiferencia,
allá tendré por siempre
mi lugar de procedencia.
Donde acojan mi conciencia
con afecto, con respeto
o con solo indiferencia,
allá tendré en efecto
mi lugar de procedencia.
Donde sea mi apariencia
comprendida, consentida
o plagada de indolencia,
allá habré de por vida
mi lugar de procedencia.
¡Qué no importe mar o tierra
donde hallase mi frontera!,
¡qué no importe sur o norte
si la vida es pasajera!,
yo seré de donde muera
y de aquel a quien le importe.
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