NADA QUIERO
Nunca pude complacer
a quien mira desde arriba
manejando nuestras vidas
en su guerra de cuartel.
Nunca quise merecer
las mejores bienvenidas
a costa de mis rodillas.
Nada,
nada
quiero que me digan
que
es lo justo y necesario,
los
placeres cotidianos
son
mi punto de partida.
Nada,
nada
quiero que me ordenen
objeté
sus pretensiones
yo
ya tengo mis razones,
las
que a nadie pertenecen.
Las verdades en mitades
son mentiras maquilladas
con carmín en sus palabras
y veneno en sus puñales.
Sus principios mis finales
tengo a salvo mis entrañas.
Solo dan apenas restos
de un botín ya repartido,
las migajas de un destino
que nunca llega a tiempo.
Un destino en oro envuelto
y por dentro maldecido.
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